Este libro de crecimiento personal, engancha desde el primer momento, nos adentra en un Centro de la Tercera Edad, la convivencia entre una escritora de 44 años y una anciana de 94; y sobre todo nos enseña que solo tenemos una vida y hay que vivirla...
Este es un párrafo del libro...
- Puedes sentirte orgullosa de haber cosechado estos amigos - me dijo Adele tomando fuerte mi mano - Claro que no deberían aprovecharse de ti ni cambiarte, nunca; puedes decírselo de mi parte. Créeme. A veces llegas a conocer bien a la gente pero encuentras que no tiene nada en su interior.
Miré a todas esas personas y me sentí en paz. Ellos sí tenían mucho en su interior. Si yo era afortunada, aún tendría muchas cosas por vivir. Ése era el 1er día del resto de mi vida, y me sentí más joven de lo que me había sentido en más de una década. Aunque sonara ridículo, pensé que nada de lo que se había dicho sobre la vejez tenía sentido. Tal vez la belleza de envejecer consistía en saber que probablemente nunca lo tendría. Alguien había cmetido un gran error. Tal vez una gran campaña publicitaria agresiva pudiese enmendar para siempre el problema de la vejez, quizá con la frase "la vejez es oro". ¿Quién sabe lo que habría de ver en toda mi vida?
Entonces, finalmente, lo supe. Si hay amor en la vida de una persona, qué más da cuántos años tenga; sólo se tiene una edad: la de estar vivo.
Este es un párrafo del libro...
- Puedes sentirte orgullosa de haber cosechado estos amigos - me dijo Adele tomando fuerte mi mano - Claro que no deberían aprovecharse de ti ni cambiarte, nunca; puedes decírselo de mi parte. Créeme. A veces llegas a conocer bien a la gente pero encuentras que no tiene nada en su interior.
Miré a todas esas personas y me sentí en paz. Ellos sí tenían mucho en su interior. Si yo era afortunada, aún tendría muchas cosas por vivir. Ése era el 1er día del resto de mi vida, y me sentí más joven de lo que me había sentido en más de una década. Aunque sonara ridículo, pensé que nada de lo que se había dicho sobre la vejez tenía sentido. Tal vez la belleza de envejecer consistía en saber que probablemente nunca lo tendría. Alguien había cmetido un gran error. Tal vez una gran campaña publicitaria agresiva pudiese enmendar para siempre el problema de la vejez, quizá con la frase "la vejez es oro". ¿Quién sabe lo que habría de ver en toda mi vida?
Entonces, finalmente, lo supe. Si hay amor en la vida de una persona, qué más da cuántos años tenga; sólo se tiene una edad: la de estar vivo.
1 comentario:
Como yo ya estoy en la cuarta edad, paso de todo eso, porque sigo creyendome que estoy en la segunda.
Pero reconozco que las palabras que transcribes, son hermosas.
Cariños
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